05/06/2013
RED ESCRITORES COQUIMBO se despide desde y alrededor de esa
gran trípode llamada paz.
Nuestras letras hicieron de REC una gran montaña de luz, fuente
lumínica, amalgamada unión de distintos universos poseemos como almas. Hicimos
de este lugar un gran paisaje, tierras reales e ilusorias, puentes que unía
ciudades, países, ríos, mares, acercaba, acortaba distancias y nosotros los
poetas, éramos peces saltarines, dicharacheros y REC bajel que solíamos navegar
donde la trova nos hacía a la mar y recorrer horizontes inconmensurables.
Fuimos hombres, mujeres, aves, surcando este basto cielo,
cada uno en nuestra cumbre, donando nuestras palabras y al otro lado del
abismo, la felicidad que alguien nos respondiera…así formamos un ateneo de
adrenalina fraternal, y en el centro esa esfera de color oro,
estaba nuestra poesía y dentro de ella, ciudades hechas de edificios de cuerpos
conales y fantásticos cielos azules, éramos ciudadanos dentro de un
trotamundos de irisado lenguaje.
Arcoíris, destello de colores, porción continúa, curva hermandad
en un gran círculo de amor.
Todas nuestras letras, neonato, crecían como ágatas desde el fondo
de la tierra, cuerpo, forma, brillo, vibración, como gemas saliendo del vientre
materno, palabras osciladoras, perseverantes, al unísono en un gran gimoteo
pacifista.
Red Escritores Coquimbo trepa al olimpo, todos los mejores
recuerdos sobrepasando el tiempo en un ave blanca y desde allá, en alturas
regocijado todo el esfuerzo desplegado en su corta pero fructífera vida, dando
gracias a todos sus astros y estrellas altruistas.
REC en un adiós hecho con ternura, con sol cayendo en un
atardecer, atolón viajero por la inmensidad, en su maza corpórea más de
trecientos nombres tallados en su piel, y en la cima ciento, miles de letras
que crearon alas y volaron libre hacia el infinito.
Ahí dentro del gran manifiesto REC, pirámide etérea, entre signos
en movimiento, mensajes navegando a la vía láctea, en la hora del adiós, en
este maravilloso mundo, aves diseminadas inagotables, peregrina hacia el
recuerdo en armonía.
Todos los poetas, poetisas, escritores, escritoras, amigos y
amigas perpetuados en un tiempo que no volverá, pero quedara en evocación.
Todo muestro léxico, todos nuestros símbolos, obras literarias, en
una gran ronda de niños y niñas dentro una poesía de Gabriela Mistral, tomadas
de las manos, queriendo ser reyes y reinas, serenata alegre, pisando esta
ondulante geografía.
RED ESCRITORES COQUIMBO se despide desde y alrededor de esa gran
trípode llamada paz.
Muchas gracias
Patricia Araya
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