Cantalao: "El sueño de Pablo Neruda Neruda"
“Ahora bien, mi casa es la última de Cantalao, y está frente al mar estrepitoso, encajonado contra los cerros”. Así comienza “El habitante y su esperanza”, la novela breve que Neruda escribió entre 1925 y 1926, donde el poeta funda este territorio mítico de rompientes de olas y vientos que surgen desde el océano, y que corresponde a Puerto Saavedra. Muchos años después, este paisaje volvió a materializarse ante sus ojos: lo encontró en los acantilados cercanos a Isla Negra.
En 1968 Pablo Neruda compra el terreno de 4,3 hectáreas, para construir la sede de su Fundación Cantalao, idea que tenía desde que donara sus libros y caracolas a la Universidad de Chile en 1954.
Para tomar posesión poética del lugar Neruda construye una cabañita de troncos, lampazos, puertas y ventanas con vidrios de colores, con orientación hacia el sur. Instala un ancla, simbolizando su intención de permanecer en el lugar.
La primera idea de Neruda, que emprende con el arquitecto Sergio Soza, es edificar un lugar central con estar, comedor y biblioteca, y que escritores y artistas construyeran alrededor pequeños núcleos habitacionales, que utilizarían de por vida, donándolos al morir a su Fundación.
FC-00340En 1972 el gobierno de Salvador Allende, junto a la Comisión Isla Negra-Pablo Neruda (destinada a generar obras que vincularan a Neruda con Isla Negra y lo ayuden a realizar Cantalao), encargan a la CORMU la ejecución del proyecto declarándolo de extrema urgencia. El diseño es abordado por tres arquitectos: Raúl Bulnes, Carlos Martner y Virginia Plubins, que trabajan junto al poeta. Éste modifica su idea original, para transformar Cantalao en un lugar de encuentro para artistas, escritores y científicos, en un edificio unitario que permita la realización de seminarios, exposiciones y convenciones, agregando un centro de “estudio del mar” con un acuario.
Se realizan intensas reuniones semanales de los arquitectos con el poeta en la casa de Isla Negra, donde paralelamente redacta los estatutos de su Fundación Cantalao junto a sus colaboradores más cercanos: Sergio Insunza, Volodia Teitelboim y Flavián Levine. Fue importante también en ese momento, la ayuda del rector de la Universidad Católica, el arquitecto Fernando Castillo Velasco, quien aporta en el sentido de la organización y la concepción general-paisajistica.
Así, paso a paso, con el apoyo de las Universidades de Chile, Católica y Técnica del Estado, la Corporación de Mejoramiento Urbano, la CUT y la propia Comisión Isla Negra-Pablo Neruda, se concretan el proyecto y el financiamiento para comenzar las obras en octubre de 1973.
Luego del golpe militar del 11 de septiembre de ese año, las obras que se habían iniciado en Isla Negra, son paralizadas y destruidas.
Al morir Pablo Neruda, la propiedad queda inscrita a nombre de su esposa, Matilde Urrutia, quien antes de su muerte, ocurrida en 1985, deja establecida de manera testamentaria la creación de la Fundación Pablo Neruda.
En 1987, en el marco de un evento cultural denominado Chile Vive, un grupo de jóvenes escultores de España, Gran Bretaña, Colombia, Japón y Chile, organizados por el escultor nacional Francisco Gacitúa, trabajan 9 esculturas de gran tamaño en piedra, inspiradas en el Canto General, que se instalan en Cantalao.
En la Octava Bienal de Arquitectura de 1991, primera desde el retorno de la democracia, el proyecto Cantalao, fue motivo del Concurso Internacional de Arquitectura, para lo cual la Fundación aportaba el terreno; el Colegio de Arquitectos el proyecto y el Gobierno de Chile el financiamiento necesario. El primer lugar lo obtuvieron los arquitectos chilenos Hugo Molina y Gloria Barros.
Por razones ajenas a la Fundación el financiamiento nunca se concretó, por lo que hoy la Fundación comienza una nueva etapa, liberada del compromiso adquirido en ese momento.
En 1990 un vecino del lugar, el ingeniero ambientalista Hernán Durán, propone a la Fundación la creación de un parque ecológico. Hoy se ha iniciado de manera muy responsable, una labor de rescate de las condiciones primitivas del lugar, recuperando su flora y fauna. El sitio fue cercado cuidadosamente con troncos y mallas, creando un portón que recuerda el primitivo de la casa de Isla Negra, para evitar el acceso de vehículos. Paralelamente, desarrollamos la idea de generar un parque ecológico y de esculturas, con un anfiteatro natural para realizar eventos poéticos, literarios y musicales.
FB-01643La cabaña del poeta fue fielmente reconstruida a partir de sus cimientos originales que permanecían como “huellas históricas” en el terreno. El ancla recuperó su posición vertical, señalando nuevamente la presencia de Neruda en el lugar.
Estas acciones no han significado en ningún caso el olvido del proyecto que se concibió junto al poeta y fue aprobado por él: Cantalao 1973.
Porque estamos “armados de una ardiente paciencia” creemos que más temprano que tarde se generarán las condiciones que nos permitan materializar el gran sueño nerudiano.
1 comentario:
Estupendo, gracias por presentárnoslo
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