IMPIEDAD
AMINA LAWAL – Pintura de Patrice A. Blanco
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18 mayo 2011
Las hordas embravecidas están gesticulando toda la miseria de una humanidad extraviada, que vocifera fanatizada e incólume allá en la acera inmisericorde. A la misma hora que la bruma de una guerra implacable, la condena bajo el refugio gris de su hipócrita e insana mascarada de una virtud que le es impropia.
Berrea, reprocha, increpa. Abrigada de sarcasmo exige lapidación.
¡Amina* al paredón! Repite inclemente.
Desligada de piedad, su intolerancia se anima. Acusa, reprueba con toda la naturaleza de una probidad que desconoce.
Amina, calma en su fulgor de madre indómita, no recrimina el desprecio del tropel iracundo. Sabe del dolor del mundo y lo hace propio. No puede explicarle a su hijita, ajena del alarde de la muchedumbre y del odio del que está envuelta.
¡MUERTE POR LA PIEDRA A LA MUJER ADÚLTERA! Un coro repite exaltado: ¡MUERTEEEEEE!
Renace el Izcariote y con impúdica ignorancia los aprueba. Y desde balcón de su terrenal reinado declama: Con el orgullo del hombre no se juega y por el Dios del mundo, valga condena.
Jubila el tropel a contratiempo y la hora del sacrilegio es apuntada, la condena será ejecutoria, sin compasión, sin lástima ni por la piedra.
Pero se alzan voces de gentes buenas, un tanto más letrarias un tanto más humanas. La protesta se hace más fuerte que sus blasfemias. El miserable reyecito se apaga. La dignidad del mundo esta a salvo, tambien la de Amina, la mujer afgana.
* Amina Lawal, mujer afgana, condenada a morir lapidada por adulterio en el año 2005; Fue absuelta gracias a la intervención de varios organismos internacionales.
Derechos Reservados © Jaime León Cuadra
1 comentario:
Peliagudo tema, dentro de una extraña cultura
-que nos resulta, por lo menos, arcaica- para los occidentales. Felicidades al autor.
Pichy
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